viernes, 16 de abril de 2010

BOMBARDEO EN MI CIUDAD

Eran como las siete de la mañana, me vestí como solia hacer todos los dias, desayune y me arregle para bajar a comprar el pan para la comida. Mis dos hermanos estaban durmiendo, y mi madre permanecia en la cocina preparando un exquisito plato de lentejas. Mi padre ya hacia media hora que se habia ido a trabajar.

Baje por las escaleras, aunque tenia sueño, me apetecia hacer ejercicio esa mañana. Crucé la calle y llegué a la panaderia "Tia Antonia", la mejor del barrio. La buena mujer me pregunto por mis padres y mis hermanos, no le conteste muy educadamente, que se le iba a hacer, tenia sueño.

Tras recoger las tres barras de pan y un colín para mi hermano mas pequeño volví a casa, iba con los cascos escuchando lo ultimo de pitbull. "Mami, el negro esta rabioso, ta tara tara ta taa..." iba canturreando por la calle; de repente unos cuantos hombres vinieron corriendo y gritando "¡ya viene!, ¡ya viene!" "¡rápido!, ¡rápido!" "¡corred!". Yo, que no sabia muy bien de que iba la cosa segui escuchando mi ipod "esa morena esta sabrosa y cuando tu la tocas na nara nara na naa..."

Cuando ya estaba llegando a casa empecé a escuchar una especie de pitido que cada vez se hacia más y más agudo, pero apenas le hice caso, me quité los cascos y empecé a subir las escaleras. Cuando llegué a casa mi madre estaba esperandome abrazada a mi hermana María llorando en la marquesina de la puerta.

"¡Hija mia!" gritó sollozando. No me dio tiempo a decir nada, ni siquiera a reaccionar. Mientras mi madre tiraba de mi brazo para que entrase dentro de casa un gran estruendo sonó en medio de la calle; "Los militares hija, los militares" lloró mi madre mientras toda nuestra casa comenzaba a temblar. Mi hermano pequeño, Marcos, acababa de despertarse, se acercó corriendo hacia mi y me abrazó.

Los cuatro acabamos metidos debajo de la mesa de la cocina, abrazados.
Toda la casa se tambaleaba. Y yo consolaba a a mis dos hermanos mientras mi madre llamaba a mi padre y rezaba en bano, los estruendos no dejaban de sonar.

Por un momento todo quedó en silencio, y mi hermana le preguntó a mi madre: "Mami, ¿y papi cuando volvera de trabajar?".

Nunca volvió.


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